Saturday, August 14, 2004

Hay un cuerpo girando en la cocina al final de una cuerda atada a una viga

Los árboles, sobre sus cabezas, susurraban al soltar su lluvia seca. La muchacha se detuvo y dio la impresión de que iba a retroceder, sorprendida; pero, en lugar de ello, se quedó mirando a Montag con ojos tan oscuros, brillantes y vivos, que él sintió que había dicho algo verdaderamente maravilloso. Pero sabía que su boca sólo se había movido para decir adiós, y cuando ella pareció quedar hipnotizada por la salamandra bordada en la manga de el y él disco de fénix en su pecho, volvió a hablar.
—Claro está —dijo—, usted es la nueva vecina, ¿verdad?
—Y usted debe de ser —ella apartó la mirada de los símbolos profesionales— el bombero.
La voz de la muchacha fue apagándose.
—!De qué modo tan extraño lo dice!
—Lo … Lo hubiese adivinado con los ojos cerrados—prosiguió ella, lentamente.
—¿Por que? ¿Por el olor a petróleo? Mi esposa siempre se queja —replicó él, riendo—. Nunca se consigue eliminarlo por completo.
—No, en efecto –repitió ella atemorizada.

Montag sintió que ella andaba en círculo a su alrededor, le examinaba de extremo a extremo, sacudiéndolo silenciosamente y vaciándole los bolsillos, aunque, en realidad, no se moviera en absoluto.

—El petróleo –dijo Montag, porque el silencio se prolongaba—es como un perfume para mí.
—¿De veras le parece eso?
—Desde luego. ¿Por qué no?
Ella tardó en pensar.
—No lo sé. –Volvió el rostro hacia la acera que conducía hacia sus hogares—. ¿Le importa que regrese con usted? Me llamo Clarisse McClellan.
—Clarisse. Guy Montag.
Vamos. ¿Por qué anda tan sola a esas horas de la noche por ahí? ¿Cuantos años tiene?

Anduvieron en la noche llena de viento, por la plateada acera. Se percibía un debilísimo aroma a albaricoques y frambuesas; Montag miró a su alrededor y se dio cuenta de que era imposible que pudiera percibirse aquel olor en aquella época tan avanzada del año.
Sólo había la muchacha andando a su lado, con su rostro que brillaba como la nieve al claro de luna, y Montag comprendió que estaba meditando las preguntas que él le había formulado, buscando las mejores respuestas.
—Bueno –dijo ella por fin—, tengo diecisiete años y estoy loca. Mi tío dice que ambas cosas van siempre juntas. Cuando la gente te pregunta la edad, dice, contesta siempre: diecisiete años y loca. ? ¿Verdad que es muy agradable pasear a esta hora de la noche? Me gusta ver y oler las cosas y, a veces, permanecer levantada toda la noche andando, y ver la salida del sol.
Volvieron a avanzar en silencio y, finalmente, ella dijo, con tono pensativo:
—¿Sabe? No me causa usted ningún temor.
Él se sorprendió.
—¿Por qué habría de causárselo?
— Le ocurre a mucha gente. Temer a los bomberos, quiero decir.
Pero, al fin y al cabo, usted no es más que un hombre…

Montag se vio en los ojos de ella, suspendido en dos brillantes gotas de aqua, oscuro y diminuto, pero con mucho detalle; las líneas alrededor de su boca, todo en su sitio, como si los ojos de la muchacha fuesen dos milagrosos pedacitos de ámbar violeta que pudiesen capturarle y conservarle intacto. El rostro de la joven, vuelto ahora hacia él, era un frágil cristal de leche con una luz suave y constante en su interior. No era la luz histérica de la electricidad, sino … ¿Que? Sino la agradable, extraña y parpadeante luz de una vela.


[...]


—¡Buenas noches!
Empezó a andar por el pasillo que conducía hacia su casa. Después, pareció recordar algo y regresó para mirar a Montag con expresión intrigada y curiosa.
—¿Es usted feliz? –preguntó.
—¿Que si soy qué? – replicó él.
Pero ella se había marchado, corriendo bajo el claro de luna. La puerta de la casa se cerró con suavidad.


Ray Bradbury -- Fahrenheit 451




Current mood: ciencia-ficción


2 Comments:

Blogger marta said...

. venga, ahora vas y cuelgas el mejor trozo de mi libro favorito. (jo).
. estamos todos enfermos, sobreanaranjados y somos lo peor, pero nos encanta.
. oiga, que sevilla no está tan lejos... lo dice una que el invierno pasado estuvo a puntito de construir un puente la macarena-islas filipinas (línea naranja, of course). que es sólo cuestión de armarse de un libro y tres discos buenos y se llega en un plis.
. ahora no te rajes con lo de los zines, dame un mail y te mando mi dirección postal, que da pudor dejarla aquí a la vista de todos.
. dormir es bueno por aquello de que a veces se sueñan cosas bonitas y tal, pero por lo demás me parece una pérdida de tiempo absoluta. así que si has encontrado el método del insomnio eterno, favor de explicármelo.

9:11 PM  
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